La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al tabaquismo como una enfermedad adictiva crónica que evoluciona con recaídas.
El tabaco mata en el mundo a más de ocho millones de personas cada año, de ellos aproximadamente 1.2 millones mueren a causa del humo ajeno al que están expuestos los no fumadores, por tanto, el tabaquismo se convierte en un problema importante de salud individual y pública.
Por otro lado, el consumo del tabaco es un factor de riesgo de enfermedades no transmisibles que afectan fundamentalmente a los aparatos cardiovascular y respiratorio, pero también, conduce al desarrollo de enfermedades como la diabetes y determinados tipos de cáncer e incluso, se le ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves en caso de verse afectado por la COVID-19.
La OMS recomienda a los fumadores intentar dejar de fumar lo antes posible mediante métodos de eficacia comprobada como los tratamientos de sustitución con nicotina. Además, existen normativas reguladoras como el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT OMS) encaminadas a reducir la demanda de Tabaco mediante estrategias como la monitorización de las políticas de prevención y uso del tabaco, la protección de las personas del humo del tabaco, las advertencias sobre los peligros del mismo y el apoyo para dejar de consumirlo, o el cumplimiento obligado de las prohibiciones de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco.
A la luz de la evidencia, parece fundamental que los gobiernos integren las intervenciones para dejar de fumar en servicios de atención primaria y ofreciendo intervenciones personalizadas por personal sanitario cualificado para este grupo de pacientes. A este respecto, una medida que resultaría altamente coste-eficaz y que ha sido puesta de relieve en los últimos años por diferentes colectivos colegiados es la incorporación de farmacéuticos o psicólogos clínicos en este primer nivel asistencial de la salud. Los profesionales sanitarios de primera línea pueden ser considerados por los pacientes como modelos a seguir por ello es importante que dispongan de formación adecuada y de calidad sobre los riesgos que entraña el consumo de tabaco y las diferentes intervenciones encaminadas a ayudar al abandono del consumo de tabaco antes de convertirse en agentes que respalden las medidas destinadas a reducir la prevalencia del tabaquismo entre la población.
En este sentido, este título se ha diseñado con el objetivo de dotar a los estudiantes de los conocimientos y habilidades necesarios para actuar como agentes de salud encaminados a reconocer, prevenir y tratar la adicción al tabaquismo y participar en las políticas educativas y de cesación al consumo del tabaco.
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