El etiquetado de los alimentos envasados es una preocupación universal presente en las legislaciones nacionales de muchos países. Como referencia global pueden tomarse los trabajos y publicaciones del Codex Alimentarius (FAO/OMS)en su programa conjunto sobre normas alimentarias y etiquetado de alimentos.
El etiquetado nutricional "frontal" resulta en principio interesante porque mejora la visibilidad, a diferencia del etiquetado nutricional obligatorio, que se sitúa en la parte posterior o lateral de los envases. El etiquetado frontal permite visualizar la información nutricional del producto de forma rápida en el momento de la adquisición y se presenta de forma gráfica, siendo más fácil de leer y de interpretar.
Son múltiples las propuestas sobre presentaciones y formas de etiquetado frontal voluntario. Ello provoca una dificultad importante para conseguir un consenso amplio, que es necesario para tener la credibilidad y la comprensión de todos los ciudadanos. El primer sistema de etiquetado frontal se presentó en Suecia en 1989. Más tarde se adhirieron Dinamarca (2009) y Lituania y también aparecieron otros distintos como en Eslovenia (1992), Finlandia (2000), Reino Unido (2013), Croacia (2015) o en Francia con el Nutri-Score (2017). Bélgica, Alemania, España, Países Bajos e Italia (2020) se han interesado por el Nutri-Score, a la vez que algunas proponen sus propias adaptaciones.
Consideraciones sobre etiquetado frontal y dieta
- En la cesta de la compra hay multiplicidad de productos, a partir de los cuales el ciudadano debe diseñar su dieta. Para ello, necesita conocer las características nutricionales de todos los productos de que dispone y no sólo de los alimentos envasados que cuentan con el etiquetado frontal.
- Las necesidades nutricionales son distintas para cada individuo en función de variables como la edad, sexo, condición física, entre otras, por lo que los alimentos que pueden ser adecuados para un sector de la población, no tienen por qué serlo para otros. Por todo ello, es fundamental incentivar conocimientos con los que pueda conocer sus necesidades y organizar su adecuada alimentación.
- Los semáforos nutricionales pueden inducir al consumidor a confusión. En su intención de valorar nutricionalmente el producto de manera aislada respecto al conjunto de la dieta, puede interpretarlo como un distintivo de calidad nutricional y, en consecuencia, calificar en negativo un producto con semáforo rojo o en su caso, carente de valoración.
- El etiquetar un alimento individual como bueno, menos bueno o malo desde el punto de vista de la salud, aplicando un determinado algoritmo desarrollado en base a su composición, es una aproximación que no se ajusta a lo aceptado hoy en día por las distintas guías nutricionales publicadas en diferentes países, y que se refieren a dietas o patrones alimentarios saludables y no a alimentos individuales.
Es del más elemental dominio en nutrición que la dieta adecuada es resultado de un equilibrio entre las necesidades específicas de cada persona y la ingesta y la proporción de los diferentes nutrientes aportados por los diferentes alimentos. La información nutricional debe estar coordinada con la formación supeditada a la formación previa para conseguir este equilibrio y ambas deben estar consensuadas entre todos los actores implicados (científicos, productores, sociólogos, legisladores...), de tal forma que exista una coherencia en la base de las políticas de alimentación y su repercusión sobre el ciudadano en las grandes regiones económico-sociales del globo (UE, USA, Latinoamérica, China, África...).
La variedad de etiquetados frontales que se proponen, entre los que destaca "Nutri-Score" debido a su mayor difusión, no van acompañados de una formación adecuada del consumidor, por lo que introducen confusión y pueden resultar contraproducentes. Su aportación, como información complementaria, debería estar coordinada con el etiquetado nutricional obligatorio y fijado por ley para todos los productos en concordancia con las legislaciones vigentes. La adecuación de un alimento a una dieta depende de tantos factores, que tal vez no sea posible hacerlo tan sencillo como se plantea con el etiquetado Nutri-Score o similares.
La experiencia descrita evidencia la necesidad de potenciar la FORMACIÓN del ciudadano, pactada entre todos los actores implicados del sistema (científicos, productores, sociólogos, legisladores...), y ofrecer así una información didáctica en la forma más eficiente, iniciada ya desde la escuela y de forma coordinada y en continua adaptación. Ello debería llevar a un cambio de hábitos de consumo a partir de una elección adecuada de alimentos, que configuren una dieta saludable y sostenible en base a conocimientos científicos contrastados. El ciudadano debería poder interpretar toda información complementaria. El etiquetado frontal debe integrarse en la información global de todos los productos, sino su eficacia puede ser dudosa y/o contraproducente.
La realización de estos conceptos es un componente fundamental para el desarrollo de una alimentación adecuada de la población. La Fundación Triptolemos, en su visión de sistema alimentario global sostenible y con expertos de sus patronos, ofrece su colaboración a todas las instituciones relacionadas de manera directa o transversal, para contribuir al buen fin del objetivo.
LEER EL DOCUMENTO COMPLETO:
Fundación Triptolemos con la participación de la UCLM
Junio 2020
APRENDER MÁS y otros puntos de vista: