Grado en Educación Social

La puesta en marcha del Grado en Educación Social responde, entre otras, a la necesidad de institucionalización de una profesión social de carácter educativo que responde a las demandas de una sociedad en permanente cambio, heredera de la sociedad del bienestar, la sociedad del aprendizaje y la formación continua y/o la sociedad del ocio. Prueba de ello es su expansión y desarrollo en las últimas décadas en el conjunto de países europeos, evidente signo de su mayor pertinencia y relevancia.

Por lo mismo, coincidiendo con José Antonio Caride, la orientación general del título pasa por ofrecer una formación -académica, profesional y humana- dirigida a un perfil profesional: “crítico y reflexivo, comprometido con las realidades territoriales y humanas en las que desarrolla sus prácticas pedagógicas y sociales, como agente inductor y/o mediador de procesos de cambio y transformación social, en la que los Derechos Humanos, el bienestar de las personas y su calidad de vida han de ser referentes principales para el logro de una sociedad más inclusiva, equitativa y justa” (2008, p. 128).

La titulación de Grado en Educación Social, por tanto, tiene como objetivo global proporcionar una educación competencial desglosada en conocimientos, destrezas y aptitudes orientadas al trabajo educativo en distintos espacios sociales. Así, la tarea educativa se concreta en la capacidad de elaborar, ejecutar y supervisar planes, programas y proyectos educativos que toman como referencia distintos contextos y colectivos sociales desde una perspectiva inclusiva, respetuosa y tolerante de la educación en la sociedad y de su desarrollo a lo largo y ancho de toda la vida.

Actualmente, en pleno proceso de adaptación al REAL DECRETO 822/2021, por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, el Grado en Educación Social se encuentra en consonancia con las competencias básicas indicadas en REAL DECRETO 1393/2007, de 29 de octubre, y, a partir de las directrices elaboradas en el Libro Blanco del Título de Grado en Pedagogía y Educación Social (Vol. 2, p. 157), los tres objetivos generales del Grado de Educación Social en la UCLM son:

1. Formar a los estudiantes en los conocimientos, destrezas y actitudes orientadas a:

• El análisis y comprensión de las bases teórico-prácticas de la educación y los procesos socioeducativos en las sociedades actuales.
• La planificación, gestión y coordinación de instituciones y entidades socioeducativas en sociedades complejas e interculturales.
• El desarrollo y ejecución de programas y proyectos educativos de calidad en contextos socioeducativos diversos y adaptados a las distintas necesidades y demandas de los sujetos y colectivos sociales.
• El diseño, desarrollo y evaluación de planes, programas y proyectos socioeducativos basados en los principios de igualdad de oportunidades, socialización, integración social y ciudadanía.

2. Favorecer el conocimiento de los procesos de profesionalización, así como de los contextos, agentes y recursos orientados al campo profesional, desde una concepción integral de la educación y de la formación de los individuos.

3. Potenciar una formación encaminada al desarrollo de capacidades críticas y reflexivas y al desarrollo de la responsabilidad ética tanto en el análisis de las realidades sociales, basada en la investigación pedagógico-social y en la acción socioeducativa, así como en el ejercicio de la práctica profesional.

Partiendo de los documentos universitarios y profesionales de referencia, definimos las siguientes competencias generales y competencias transversales que conforman el perfil profesional que se adquiere con el título.

El surgimiento y la consolidación de las profesiones modernas como la Educación Social está vinculado al desarrollo del Estado de Derecho (social y democrático), el Estado de Bienestar y las aspiraciones de consolidar un Estado de Justicia Social. Aspiraciones que hoy, bajo las incertidumbres y amenazas de continuos imponderables históricos, han de ser repensados para actuar en consecuencia.

Así, nuestro modelo de Estado delimita y condiciona la existencia y desarrollo de una profesión como la Educación Social, propiciando la aplicación de políticas sociales y educativas que impulsan la empleabilidad, el emprendimiento y la profesionalización de los educadores sociales. La ley otorga al Estado el Derecho la posibilidad de intervenir directamente en el control de las condiciones sociales de su país, con el fin de contribuir a su mejora, desarrollo y progreso, instándole a garantizar, para todo ciudadano, el cumplimiento de ciertos derechos sociales y educativos que configuran las condiciones para una vida digna de las personas, grupos y colectivos. Las políticas de bienestar se conforman como un espacio de gestión colectiva de los múltiples ejes de desigualdad que surcan la esfera pública de las sociedades avanzadas. El Estado de Bienestar conlleva responsabilidades a la hora de asegurar los mínimos básicos de protección social a todos sus ciudadanos. Unas responsabilidades que requieren, como no podría ser de otra forma, de profesionales competentes y comprometidos.

Es en este espacio de necesidades y demandas ciudadanas, junto con las urgencias a las que involuntariamente nos vemos enfrentados, en el que trabajan las personas que se dedican profesionalmente a la educación social, suponiéndola como una necesidad básica, no solo para los grupos excluidos, vulnerables o en riesgo, sino como un derecho de todas las personas por su mera condición de ciudadanos en un Estado Social de Derecho y la interpelación ética que encontramos reflejada en el rostro -humano- del otro. De esta forma, la obligación de las políticas sociales y educativas a proveerlo y dar cuenta de ese derecho es la elevación de la necesidad de educación a la categoría de derecho de ciudadanía. Una ciudadanía necesaria, pero no suficiente, para comprender la esencia y perfectibilidad del ser humano.

En definitiva, es imprescindible invertir en el proceso de profesionalización y humanización de los y las educadoras sociales. Para ello, entre otras acciones, se promovió el reconocimiento del Grado en Educación Social, tratando de dotar a la sociedad de las instituciones e instrumentos en los que estos profesionales encuentran su razón de ser: las políticas sociales y educativas; concretadas en los servicios sociales básicos y especializados, así como en los sistemas educativos y en el concepto de formación permanente a lo largo y ancho de toda la vida. Todo ello a través de la concreción de las políticas sociales, alcanzando objetivos similares en diversos países, tales como hacer realidad la igualdad de oportunidades, combatir la pobreza, fomentar la convivencia y lograr cotas de calidad de vida más altas, justas y deseables. Para alcanzar estos objetivos son necesarias estrategias que redistribuyan recursos y bienes de modo más equitativo, así como profesionales que lleven a cabo estas tareas de manera eficiente y no solo eficaz.

En este marco se incluye y desarrolla la titulación del Grado en Educación Social y el perfil del educador social como profesional del campo de la educación. En este ámbito encuentra su legitimidad, pertinencia y oportunidad la formación de quienes desarrollarán sus funciones y competencias dentro de equipos interprofesionales que centrarán su labor en el desarrollo de diversas actividades y acciones educativas y culturales que promoverán la mejora de la sociedad y el bienestar de sus integrantes.

Tal y como podemos encontrar en el RD 822/2021, de 28 de septiembre, por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, el acceso al Grado en Educación Social, como enseñanza universitaria oficial de Grado, será el establecido en el artículo 38 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, y en el artículo 42 de la Ley Orgánica 6/2001, de Universidades, y en sus normas de desarrollo. Asimismo, se estará a lo dispuesto en el Real Decreto 412/2014, de 6 de junio, por el que se establece la normativa básica de los procedimientos de admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de Grado.

De esta forma, para acceder al Grado se requiere estar en posesión del título de bachiller o equivalente, así como la superación de la prueba a que se refiere el ya mencionado artículo 42 de la Ley Orgánica 6/2001, modificada por la Ley 4/2007, de 12 de abril, sin perjuicio de los demás mecanismos de acceso previstos por la normativa vigente.

De esta forma, también se podrá utilizar cualquiera de las siguientes vías para acceder a estos estudios:

• Título de Ciclo Formativo de Graduado Superior o equivalentes, relacionados por sus diseños curriculares con los contenidos formativos de la titulación.
• Titulados universitarios.
• Pruebas de acceso para los mayores de 25 años, 40 o 45 años.
• Titulaciones equivalentes.

Si el alumno tuviera más de una vía de acceso, podrá hacer uso simultáneamente de todas ellas para ingresar en estos estudios en el momento de formalizar su preinscripción.

Para esta titulación no hay establecidos criterios especiales de acceso distintos de los derivados de la limitación de plazas de nuevo ingreso y de los establecidos por la legislación vigente de acceso a los estudios universitarios.

Dado que no se exige ninguna formación previa específica, pueden ser admitidos en la titulación del Grado en Educación Social todas las personas que reúnan los requisitos de acceso que establece la ley. No obstante, se recomienda que tengan un perfil formativo propio del área de Ciencias Sociales. Es conveniente que el futuro estudiante de Educación Social en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha esté interesado en temas educativos y sociales, en el análisis de las sociedades y su transformación, así como en el trabajo educativo con personas y colectivos diversos, con un sentido crítico y comprometido con principios como la igualdad, la tolerancia, el respeto y la justicia social propia de una convivencia en y por la paz. Por ello, recomendamos como perfil de ingreso las siguientes características académicas y personales:

• Responsabilidad y sentido ético.
• Capacidad de iniciativa y análisis crítico de las realidades sociales y educativas.
• Sensibilidad ante las realidades del entorno, con una perspectiva crítica, reflexiva y cooperativa.
• Visión de grupo y condiciones para trabajar en equipo.
• Sentido de la responsabilidad, del compromiso con la tarea, de los derechos y deberes hacia los demás.
• Capacidad para trabajar y adaptarse a entornos y situaciones diversas.

De esta forma, el alumno que desee cursar los estudios de Grado de Educación Social debe poseer unas aptitudes y actitudes que le permitan integrar y manejar con destreza los conocimientos adquiridos durante el periodo formativo. Es importante señalar que esta titulación tiene una clara inclinación hacia la práctica, lo que debe ayudar al estudiante a alcanzar competencias relacionadas no solo con la teoría sino también, y principalmente, con los dominios metodológicos y técnicos relativos al trato educativo con las personas.